Cuando presenté Metamedicina® en artículos anteriores, mencioné el libro de culto de la fundadora Claudia Rainville «Cada síntoma es un mensaje», reeditado con nuevos añadidos hace unos años bajo el título Metamedicina® 2.0.
Pero entre los formidables libros de Rainville, no se puede dejar de mencionar «Curar las heridas del pasado», un texto muy útil para comprender cómo en la vida tendemos a repetir guiones, normalmente adquiridos en nuestra infancia.
En el artículo anterior introduje, hablando de las crisis de pareja en el embarazo, el vínculo entre lo que experimentamos en el embarazo, una época en la que estamos muy abiertas de corazón y expuestas emocionalmente, que si resuena con algo más antiguo que reside en nuestra memoria emocional puede causarnos mucho dolor y sufrimiento (cuando no enfermedad).
Te prometí que dedicaría este artículo a la sexualidad en relación con el embarazo/parto y la lactancia.
¿Cómo vives la sexualidad durante el embarazo?
la reunión con Catherine
Ella y su pareja llevan juntos un par de años, es una relación muy profunda y satisfactoria en la que la sexualidad ocupa un lugar importante.
Con la llegada del embarazo, acogido con gran alegría por ambos, su entendimiento tras las primeras semanas comienza a tambalearse.
Por eso viene a consulta.
Lo que más le preocupa de esta comprensión que «no es lo mismo que antes» es la idea de perder a su pareja. Volverse menos deseable y tener menos deseo de sí misma (debido a los ajustes hormonales) teme que pueda volverse hacia los demás.
En ese deseo reducido descubrimos realmente que no sólo estaba la cuestión hormonal, sino sobre todo el hecho de que estaba intentando ponerse en la piel de la buena madre para acoger mejor a la nueva vida que lleva dentro… pero una buena madre… no tiene relaciones sexuales o, al menos, no lo hace de la forma en que estaba acostumbrada a concebirlas.
Aunque había encontrado un buen equilibrio con este hombre y estaba experimentando una verdadera relación amorosa, aún vibraban en ella, y en su vientre, todas las relaciones sexuales pasadas, fugaces, tormentosas y a veces violentas que había madurado sobre el sexo y sus ecuaciones.
Juntos llegamos a comprender que ella, una hermosa mujer con un pasado tormentoso, hecho de rebeliones (para no ser la muñequita que sus padres querían que fuera) incluso, a veces, en su propio perjuicio, había registrado la ecuación sexo=arma = poder (sobre el hombre, sobre la pareja).
¿Cómo podía coexistir la «Buena Madre» que se abría paso en ella con la mujer que busca el poder sobre los hombres a través del sexo?
El tema de la sexualidad no sólo era urgente en aquel momento para restablecer la serenidad en la relación, sino que también lo era en vista del nacimiento.
Dar a luz es un acto sexual en sí mismo (piensa en lo que se ha escrito sobre la posibilidad del parto extático) y si no hubiera estado en paz con su sexualidad, el flujo fisiológico del parto podría haberse visto comprometido.
A continuación, investigamos la causa raíz que la había llevado a concebir el sexo como un arma para afirmar su poder y, mediante las claves y procesos de la Metamedicina®, transformamos sus ecuaciones.
Desde ese día nos volvimos a ver y me habló de relaciones muy dulces y también de momentos en los que sintió ganas de decir «no» a su pareja, para respetarse a sí misma y a su sentimiento, para descubrir que ese «no» no creaba ningún problema a su pareja – todo esto permitió a la pareja madurar junta y crear una nueva sexualidad propia sin que les condicionaran más recuerdos encadenados.
Pero el tema de la sexualidad no trata sólo del embarazo y el parto.
Si hablamos de lactancia materna, no podemos volver a ella.
Recuerdo hace muchos, muchos años, antes de que yo misma me enfrentara a un embarazo, que una compañera de oficina me contó que había deseado mucho a su hija, pero que no la daría a luz por nada del mundo, así que había pedido una cesárea electiva. Hablando entonces de la lactancia materna, me dijo que «la idea de darle el pecho era repugnante» y que, por tanto, había procedido inmediatamente a la alimentación artificial.
¿Qué lectura haces de estas elecciones? ¿qué lees en estas palabras?
No me refiero a un juicio de méritos, me refiero a lo que realmente dicen estas palabras: son palabras de miedo, de puro terror, ante la idea de que esta mujer entre en contacto con su físico, con su naturaleza femenina.
¿Qué podría haber grabado en su memoria emocional para reaccionar así?
¿Qué dolores, qué heridas te han llevado a sacar este tipo de conclusión?
Éstos son algunos ejemplos para explicarte cómo la maternidad puede resucitar nuestras heridas del pasado, que somos libres de ignorar si lo deseamos. El riesgo, como sabemos, es que lo que no queremos ver fluya hacia otra parte.
por cierto: la mujer antes mencionada, después de su embarazo, empezó a padecer colitis crónica… de complexión menuda siempre tenía el vientre muy hinchado como si estuviera embarazada…
Con este breve artículo me gustaría levantar un poco el velo de la ilusión y decirte: siempre hay tiempo para mejorar, para curar las heridas del pasado y vivir una vida mejor (física, emocional, mental y espiritualmente).
Si tienes dolores punzantes, o por ejemplo la citada colitis crónica, debes saber que tu alma tiene un mensaje para ti: ¿quieres codificarlo o ignorarlo?
En el próximo artículo profundizaremos en cómo los «recuerdos familiares» pueden condicionar nuestra experiencia de la maternidad.