Hablamos del sufrimiento, y lo hacemos para comprenderlo realmente, para entender qué es, para qué sirve, cómo lo alimentamos y, sobre todo, cómo salir de él, cómo atravesarlo, cómo liberarnos del sufrimiento.
¿Cuántas personas dan por sentado que la vida es sufrimiento?
¿o cuántas personas sufren y no se dan cuenta?
¿Sabes que las estadísticas dicen que sólo somos conscientes y estamos presentes en un 10% de lo que nos ocurre?
Por tanto, significa que, hablando aún de nuestro iceberg, en realidad sólo hay una pequeña punta ahí fuera, y por debajo un 90% inaudito.
Así pues, hay personas que sufren pero aparentemente no se dan cuenta. Cuando algo en el cuerpo empieza a funcionar mal, cuando se sienten enfermos o tienen dificultades en el cuerpo, entonces suena la campana? No siempre.
Hoy suelto la primera bomba y te pregunto:
¿por qué nos gusta tanto sufrir?
Hagamos una premisa. Es cierto que todos estamos inmersos (nacidos y criados) en un sistema que siempre ha propuesto el sacrificio de hoy por la hipotética felicidad de mañana.
Un sistema que, si lo ves a diario, ya propone a nivel escolar un proceder por castigo y recompensa, por mortificación básicamente.
Así, renuncias al placer de hoy por algo que vendrá mañana. Mira en tu propia pequeñez, lo que tienes a tu alrededor, los nietos, los niños en el colegio, tú en la oficina, tu relación con tu jefe, con los colegas, y empezarás a sentir hasta qué punto hay unatendencia en tu día aposponer la alegría y el placer.
Primero el deber, luego el placer.
Lo grave es que, aunque no nos lo impongan desde fuera, hemos aprendido a hacerlo nosotros mismos.
Hemos integrado la necesidad de sufrir.
Bomba número 2: ¿qué significa que hemos integrado la necesidad de sufrir?
Significa que, de algún modo, nos hemos sentido cómodos con lo que nos han enseñado, y hemos encontrado los beneficios.
Recordemos siempre que cuando mantenemos un determinado tipo de dinámica, mantenemos un determinado tipo de comportamiento o un determinado malestar o enfermedad, es porque nos sirve de alguna manera.
Como siempre digo: «No hay nada que eliminar, hay que comprender».
Así pues, empecemos a ampliar ese 10% de conciencia del que parecemos ser miserables portadores, y preguntémonos de nuevo: ¿para qué sirve el sufrimiento?
Un pequeño ejemplo:
El sufrimiento puede servirnos para
- atraer la atención de los seres queridos
- ayudar a alimentar el resentimiento
- ayudan a compensar el sentimiento de culpa…
Ahora a ti:
¿De qué te sirve ser portador de sufrimiento?
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SALIR DE LA TRISTEZA es posible, te explico cómo y las claves de la Metamedicina