Dos palabras sobre la tristeza

Wikipedia define la tristeza así: «La tristeza es una emoción contraria a la alegría y la felicidad».

Toda una película estrenada hace unos años, Del revés (Inside Out), giraba en torno a la difícil convivencia entre las distintas emociones que nos habitan, y en particular entre la Alegría y la Tristeza.

La Alegría y la Tristeza parecen ver la vida de forma diametralmente opuesta.

La tendencia más común es identificarse con la Alegría, con esa parte de nosotros que siempre quiere ver el lado bueno (aunque en el fondo no lo veamos, pero se dice que es mejor pensar en positivo), con ese «siempre hay una solución», con ese «pase lo que pase, no me detendré».

Es fácil entonces ver la Tristeza como un impedimento, como algo que nos frena, que no nos hace sentir bien, algo que nos pone en contacto con partes de nosotros… que etiquetamos como dolorosas, aburridas, quejumbrosas… que simplemente preferimos no ver (desconociendo su verdadero valor y utilidad).

Pero la Tristeza forma parte, al igual que la Alegría, de nuestro mundo emocional.

Es una parte integrante… y a menudo la verdadera clave para salir de las situaciones.

Si experimentas una situación que te causa dolor, si experimentas algo que te pone en contacto con tu parte más profunda…. llorar probablemente te calmará.

Piénsalo… ¡qué liberador es un buen llanto! Cuando era niña me decían que llorar «embellece los ojos» y hoy me he dado cuenta de que es realmente cierto… porque ayuda a limpiar, a hacer espacio, a atravesar un dolor (sea pequeño o grande) y a abrirse a una nueva forma de ver las cosas.

Y luego piénsalo… es posible que mostrándote triste o decaído ayudes a los que te rodean a comprender que lo estás (sin esperar a que lo perciban en los tiempos y formas que tú consideras adecuados ;-)) y a querer estar a tu lado.

Reírse de ello, fingir que no ha pasado nada, quedar siempre bien incluso en las dificultades, ¿qué sentido tiene? ¿quién lo necesita?

¡Desde luego que no a ti!

Hacer oídos sordos a lo que te dice tu corazón… Proyectarte inmediatamente en las cosas por hacer, en el mañana, hará que ese dolor no vivido, no recibido, no atravesado, reaparezca a la primera oportunidad, hará que no te sientas comprendido ni apoyado en tus momentos azules, y alimentará más tristeza y frustración en tu corazón.

Cuando las cosas no van bien o cuando sientes que estás tocando partes de tu alma más profunda que podrían «sentir dolor» (como suele ocurrir cuando te abres realmente al AMOR*)

«QUE LA TRISTEZA CON UN TOQUE DE CUIDADO Y UN CORAZÓN BONDADOSO SALTE A LA ACCIÓN»

Permítete Experimentar la Tristeza: ¡te sorprenderás!

 

*Hablaremos de ello en el Taller «Tomar y dejar el amor» del 14 de diciembre

 

Escrito por Alexandra Francesca D'Alessandro

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