Cuando se acaba una relación se dice … ‘hemos roto’ … o ‘él ha roto conmigo’ … o ‘yo he roto con él’.
… pero ¿qué significa realmente dejar o romper con alguien?
Según el diccionario, «dejar» significa
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– Alejarse de una persona o lugar – separarse definitivamente de alguien o algo: esposa, marido; l. el campo (por la ciudad).– Sufrir una afección o comportamiento ajeno sin reaccionar ‘dejarse morir’– Separa, divide.
Por tanto, alejarse, distanciarse de alguien o de algo.
Así que me pregunto, y te pregunto: ¿de qué nos estamos distanciando realmente?
Si llegamos a la decisión de romper, de separarnos de algo o de alguien, es probable que queramos distanciarnos de algo que no nos hace sentir bien, de algo que ya no sentimos que sea bueno para nosotros, de algo que no queremos en nuestras vidas, de algo que nos asusta, de algo incómodo, de algo que nos intoxica, de algo que sentimos que disminuye nuestro nivel de bienestar y felicidad
Pero, ¿es cierto todo esto?
Claro que lo es para nosotros que, cuando nos hemos hartado de cosas que no nos convenían, descorchamos diciendo «¡basta!».
Pero de nuevo: ¿suficiente para qué?
Hay situaciones en las que decir basta implica «salvar la vida», piensa en los casos más atroces de violencia física o verbal; pero es posible que incluso en esas situaciones se luche y no se tenga el valor de poner en práctica la separación.
¿De qué parte de nosotros surge el miedo a la separación?
¿Y si dejar a alguien es dejar una parte de nosotros? ¿incluso una parte insana, una parte que está «cómoda» en el malestar, que dice que quiere otra cosa pero que en realidad está «cómoda» en esa dimensión porque la conoce?
Puede ser la dimensión de la víctima, en el caso de la violencia o en el caso de una persona que siempre ha sido dejada de lado, puede ser la dimensión del humillado, del abandonado, del rechazado….puede ser la dimensión de los que creen que solos saldrán adelante… incluso mejor que en pareja… la dimensión de «el que lo hace por sí mismo lo hace por tres».
o la dimensión de los que creen que los hombres/mujeres sirven para poco, salvo para proporcionar alegría pasajera entre sexo y risas, la dimensión de los que piensan que no merecen la felicidad o el amor de otro o la dimensión de los que piensan que merecen mucho más y no quieren comprometerse
Todas estas dimensiones hablan de nosotros, o más bien de la idea que tenemos de nosotros mismos… cuando dejamos a alguien o nos dejan de alguna manera, confirmamos esta idea de nosotros mismos y esto, al final, más allá de todo el dolor que podamos sentir, nos tranquiliza… nos hace decir OK… ahora se va y puedo volver a mí… subtendiendo a esa dimensión mía
No es una cuestión de bien o mal, se trata de observar hasta qué punto el miedo a salir de nuestra zona de confort nos lleva a dejar a alguien, o más bien a dejar la oportunidad que ese alguien nos ofrece, sea quien sea y sea portador de lo que sea, para tomar distancia o explorar otra parte de nosotros
podemos decir que lo intentamos, que cuestionamos, «aguantamos», mediamos, comprendimos y aceptamos… pero no hubo nada que hacer: ¡nada! él o ella no cambió, las cosas no mejoraron, los esfuerzos no ayudaron a «enderezar el barco»…
En este momento de la historia… te propongo un buen salto hacia atrás
Un salto al momento en que elegiste a tu pareja, ¿cuándo ocurrió? ¿y cómo?
Es posible que pensaras que habías encontrado a alguien muy cercano a tu forma de entender la vida y que, por tanto, podía aportarte seguridad (al menos sobre el papel) o que te sintieras atraído por alguien muy lejano a ti pero que representaba una oportunidad para explorar los mundos nuevos e inexplorados que tanto te fascinan
Sea lo que sea lo que te atrajo de esa persona, debes saber que lo que realmente te atrajo fue lo que esa persona representaba de ti; no conocemos a una persona, nos conocemos a nosotros mismos a través de esa persona, a través de los aspectos de esa persona que más nos atraen y más nos repelen
¿Por qué te digo esto?
Porque en el momento en que tomamos conciencia de lo funcionales que podemos ser para el crecimiento del otro y de cómo a menudo nos encontramos desempeñando papeles ad hoc para la evolución del otro sin ni siquiera darnos cuenta, entonces podemos AMAR de verdad, a nosotros mismos y a esa persona, reconociéndola como un regalo.
Sólo entonces se puede decidir realmente permanecer o no en una relación: cuando hay amor.
Este es el punto de partida para explorar las relaciones y «dejar ir»: y si quieres, lo hacemos juntos.